- El arquitecto ofrece este 10 de octubre la primera de las conferencias organizadas en el marco del Día de la Arquitectura
El barcelonés Xavier Monteys es uno de esos profesionales que tocan todas las ramas dentro de su especialidad. Además de su desempeño como arquitecto, es también catedrático en Proyectos Arquitectónicos en la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), autor de varios libros y colaborador en medios especializados. En toda una trayectoria docente en la que ha impartido clases y conferencias a los futuros arquitectos de la propia UPC, y ha colaborado en proyectos de la Universidad de Girona y de la Universidad de Santiago de Compostela. Más allá de la propia docencia, lidera el grupo de investigación ‘Habitar’, un proyecto que relee propuestas arquitectónicas del pasado e investiga sobre la reutilización de edificios desde la mirada de la arquitectura contemporánea, lo que le convierte en un experto en el campo de la transformación de las viviendas.
Así, Xavier Monteys participa en las actividades programadas desde el Colegio de Arquitectos de Valladolid (COAVA) con motivo del Día de la Arquitectura. Este 10 de octubre a las 20.00 horas ofrecerá en el Museo Patio Herreriano la charla ‘La casa en movimiento’.
- Para un arquitecto, ¿es más estimulante reformar una vivienda ya existente que empezar a proyectar una desde cero?
No estoy seguro que se trate de estimulación, pero sin duda partir de lo que existe es una parte muy importante de nuestro trabajo. Siempre partimos de algo, de un programa, de una petición formulada por quien encarga un trabajo, o de las peculiaridades de un lugar. El hecho de que exista algo previo a nuestro trabajo, reúne en cierto modo estas cuestiones y le añade interés y complejidad. Nuestro trabajo es interpretar la realidad que se nos presenta.
- ¿Hay que pararse a mirar lo que tenemos obsoleto y desaprovechado en zonas céntricas, antes de seguir expandiendo las ciudades a lo ancho?
Las ciudades crecen y tienden a expandirse, crecen «hacia fuera», por así decirlo, y eso conlleva dejar solares vacíos en su interior, y especialmente edificios que quedan sin actividad y abandonados. No estoy seguro que se trate de una cuestión de obsolescencia y, en cualquier caso, de algo que no se pueda cambiar a través de la acción de volver a usarlo, aunque sea haciéndolo de otro modo, lo que resulta un trabajo, por cierto, muy interesante.
- ¿Siempre es más sostenible reformar que tirarlo todo y volver a empezar, o hay excepciones?
Siempre. Creo que la sostenibilidad más elemental es la que se basa en aprovechar aquello que ya está hecho. Los edificios se construyen para ser usados y lo natural es seguir usándolos, aunque sea de un modo distinto al de su inicio. Además, no solemos considerar como parte de la ecuación el gasto energético del derribo de cualquier edificio y el transporte del material demolido. De todos modos, actualmente lo excepcional aún es reusar los edificios.
- Con el confinamiento y la pandemia pasamos mucho tiempo en casa. ¿Cambió aquella experiencia la manera de imaginarnos una vivienda?
Efectivamente la pandemia afectó nuestras vidas y en consecuencia también a las ciudades y a nuestra relación con la casa en la que vivimos. Tal vez en ese momento nos dimos cuenta de que lo que hacíamos en casa podía ser distinto de lo que era habitual. En este sentido pudimos utilizar los espacios de nuestras viviendas de un modo distinto, y los nombres que damos a las piezas de la casa no explicaban realmente todo lo que hacíamos en ellas.
- Por su trayectoria, está muy ligado a la universidad. ¿Qué consejo les da siempre a los jóvenes arquitectos que comienzan su carrera profesional?
Creo que no doy consejos. Enseñar es algo distinto que aconsejar, enseñamos lo que sabemos y creemos, más allá del temario de las materias. Las conversaciones que se mantienen en un Taller o en un Seminario, trascienden a las asignaturas, y estoy convencido que esas conversaciones afloran con el paso del tiempo.