- El fotógrafo ofrecerá el próximo 19 de octubre la primera de las conferencias organizadas este año por el COAVA en el marco del Día de la Arquitectura
Ricardo González sabe cómo capturar la esencia de la arquitectura con su objetivo. Este fotógrafo autodidacta, licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, lleva más de 40 años retratando los edificios con un punto de vista particular. Es uno de los ponentes que participará en los actos organizados por el Colegio de Arquitectos de Valladolid (COAVA) con motivo del Día de la Arquitectura. Su conferencia ‘Fotografía de Arquitectura: ¿Un medio de representación o el fin mismo del discurso?’ tendrá lugar el próximo 19 de octubre a las 20.00 horas en el salón de actos del museo Patio Herreriano.
Autor de varias exposiciones a lo largo de su carrera, Ricardo González ha mostrado su obra en galerías de arte y museos. Es además el fotógrafo de cabecera de arquitectos como Roberto Valle, con quien ha trabajado en numerosas ocasiones. Compagina esta actividad con la investigación en el campo de la Historia de la Fotografía.
–¿Cómo debe abordar un fotógrafo la representación en imágenes de la arquitectura? ¿Cómo se interrelacionan estas dos disciplinas artísticas?
–Este es el tema principal de la conferencia que daré el día 19. Tras una revisión de la práctica fotográfica de arquitectura a lo largo de la historia, concluyo con una reflexión que atiende esta pregunta. Resumiéndola mucho, puedo decir que la fotografía debería ser más un medio que un fin. Aunque tal vez deba ser la propia arquitectura la que se vuelva a situar en estos mismos términos, desdibujando el protagonismo del objeto y dando mayor importancia al sujeto. Es decir, del arquitecto al usuario.
–Tras realizar varias exposiciones sobre paisajes o lugares que cuentan la historia de su tiempo, ¿qué reflexión ha sacado de este tipo de trabajos?
–En mis trabajos creativos reivindico el potencial de la fotografía para proponer nuevas lecturas del pasado, y creo que este medio es un instrumento especialmente útil en la tarea de agitar el pensamiento e invitar al espectador a reflexionar sobre su entorno más inmediato. La lectura de los territorios que constituyen mis exposiciones contiene siempre búsquedas para señalar, además del paisaje, aspectos económicos y sociales.
–¿Qué historias tiene para contar Valladolid a través de sus edificios?
–Los edificios de Valladolid que yo he fotografiado responden a mi actividad profesional relacionada con arquitectos de la ciudad. En ese sentido constituyen una memoria de lo construido, así como de una cierta crónica de cómo se ha ido configurando la ciudad. Pero existen también otras reflexiones artísticas que toman significados bastante más complejos. Me refiero, por ejemplo, a la exposición de Manuel Laguillo que se puede ver estos días en el Museo Patio Herreriano.
–¿Cree que se la da poca importancia al valor patrimonial de los edificios modernos y que la fotografía puede ser un buen medio para visibilizar ese valor?
–Desde que, a comienzos del siglo XX, se pusieron en marcha iniciativas de protección del patrimonio monumental y arquitectónico, la fotografía fue sin duda un instrumento fundamental en esta tarea. Así mismo, todas las iniciativas destinadas a proteger la arquitectura moderna han contado con la fotografía como un instrumento de primer orden. Sin duda cualquier trabajo destinado a poner en valor edificios significativos de la modernidad deberá contar con la imagen fotográfica para dos fines esenciales: como un registro documental de lo existente, y como medio de su conocimiento y divulgación.