- Manuel Vecino continúa como presidente del COAVA tras la convocatoria de elecciones el pasado mes de abril
Manuel Vecino lo tiene claro: las instituciones colegiales juegan un papel básico en la defensa de la profesión. Esta es una máxima que lleva por bandera como presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Valladolid (COAVA), un cargo en el que continúa tras la convocatoria de elecciones el pasado mes de abril. Lleva a sus espaldas más de 25 años de profesión y destaca la legislación como uno de los grandes cambios desde sus comienzos, con documentos «unas diez veces más extensos que antes».
El COVID, el soterramiento en Valladolid, las nuevas tecnologías o la visión actual de la arquitectura son algunos de los temas de los que nos habla en esta entrevista, en la que no falta un reproche a la parte de la sociedad que juzga a los profesionales con dureza: «Ahora se critica todo, incluso un dictamen médico o una sentencia judicial».
Pregunta- ¿Cuántos años llevas en activo como arquitecto? ¿Qué cambios importantes destacarías en la arquitectura desde ese momento?
Me colegié en el año 95 o 96 y ejerzo como arquitecto desde entonces; llevó más de 25 años de profesión. Cuando acabé la carrera, estuve como 6 o 7 años sin colegiarme porque estaba ejerciendo de otras cosas.
Creo que cambios en la arquitectura con respecto a antes de la pandemia, sinceramente no muchos. Con respecto a hace 20 años, un montón. Y si me habláis de los cambios desde que yo acabé la carrera hasta ahora, pues hay infinidad, sobre todo legislativos. La legislación se nos ha impuesto y estamos haciendo documentos unas diez veces más extensos que antes porque nos obligan a ello. No digo que sea mala, porque si no existiera no haríamos determinadas cosas, pero hay otras que no son más que burocracia.
P.- Algunos aseguraban que el COVID iba a suponer un antes y un después en la arquitectura. ¿Realmente ha llegado a cambiar mucho las cosas?
Yo no lo aseguré nunca. Pero había mucha gente diciendo que era un cambio y había afectado a nuestras vidas. Es cierto, ha habido gente que lo ha pasado muy mal y muchos han perdido la vida. Pero en la arquitectura no se va a modificar demasiado. Hay gente que sí se ha hecho una vivienda en el campo, una vivienda unifamiliar en lugar de comprarse un piso. Pero no son una gran mayoría ni es algo significativo.
Yo creo que no va a variar demasiado y la gente seguramente siga cerrando terrazas, por ejemplo. En cuanto a lo de trabajar en casa, en ocasiones se piden espacios a mayores para ello. Pero hoy en día, cuando te compras un piso lo hace un promotor y normalmente no quiere saber para quién va dirigido el tipo de vivienda y las hace con uno o dos dormitorios que se pueden usar como despachos, pero nada más. Hay gente que compra en función de la familia que tiene, de sus posibilidades económicas o de si va a trabajar en casa o no. Si el arquitecto supiera de antemano estas necesidades te intentaría diseñar una vivienda acorde a ellas. Cuando compras un piso de una promotora no puede ser así, aunque hay honrosas excepciones.
P.- El urbanismo de las ciudades está cambiando mucho en los últimos años, con más zonas verdes, teniendo en cuenta la movilidad… ¿La evolución de las viviendas va en paralelo o cada parte lleva su propio ritmo?
Toda la sociedad va avanzando en el sentido en el que tenemos que hacer una ciudad más saludable para todos. Por ende, una arquitectura más saludable para todos, más sostenible, más respetuosa con el medio ambiente, etcétera. No se hace una calle nueva sin pensar en que se pueda deambular con la bici, que es super sano. Ahora utilizamos el coche para cualquier cosa, para desplazarnos a cualquier sitio y eso no es hacer ciudad. Una ciudad es para el peatón, para las personas, no para los vehículos. Los vehículos han sido un avance de la sociedad, pero las ciudades no deben estar diseñadas para los vehículos, sobre todo el centro.
Creo que las ciudades deberían estar diseñadas de otra manera. Tenemos que contar también con determinado tipo de calles con una escala más humana, pero también con avenidas más anchas, donde las casas son mucho más grandes. Hemos evolucionado y es otro tipo de ciudad. Pero, en definitiva, el urbanismo que va pensando en zonas verdes y en que sea más sostenible quizás vaya un poco en paralelo a lo que son las viviendas, que han adolecido durante mucho tiempo de no ser sostenibles. Ahora estamos haciendo una arquitectura mucho más sostenible, que incluso puede ser de gasto cero energéticamente. A esto a lo que tenemos que tender, a que sean arquitecturas mucho más eficientes, más eficaces y que se pueda vivir mucho mejor sin tener tanto gasto.
- En Valladolid el soterramiento es uno de los grandes temas de urbanismo. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
No hay que politizar porque es un gravísimo error y en este tipo de temas se hace mucho. Urbanísticamente, nadie debería negar que soterrar es una de las mejores soluciones para evitar esa gran barrera que existe y separa el mundo de Delicias, Pajarillos y Pilarica del resto de la ciudad. Esto es una realidad y no debería haber nadie que lo pueda negar. Si se soterra y se hace una actuación en la superficie correctamente, todo eso beneficia a toda la sociedad y al urbanismo de la ciudad. Otra cosa es que hay que gastar mucho dinero y habría que contar también con todo lo que se va a hacer donde están ahora las vías. Y, además, necesitaríamos las ayudas correspondientes para ello, que no sabemos si se van a tener.
- ¿La visión de la profesión es distinta cuando estás al frente de una institución colegial?
Por supuesto. La visión de la profesión es completamente distinta. Más que de la profesión, de la propia institución. Cuando yo no pertenecía al colegio pensaba que no servía para casi nada, pero era desconocimiento e ignorancia absoluta. Muchos compañeros no saben muy bien lo que hace el colegio, pero si supieran la cantidad ingente de labores que se hacen por la profesión estarían asombrados. Hay cuestiones muy domésticas, muy de día a día, pero hay otras que son mucho más espectaculares y que, con muchísimo esfuerzo y trabajo, sacamos adelante.
Los profesionales tienen que aprender y ser más solidarios los unos con los otros y estar un poco más con los pies en la tierra, ser más compañeros. Esto seguro que pasa en el resto de profesiones también. Es una visión muy colegial de la profesión, pero es que precisamente la profesión está por encima de los profesionales.
- ¿Cómo ha cambiado el uso de las nuevas tecnologías en la arquitectura?
Muchísimo. Las nuevas tecnologías cambian la manera de proyectar. Ahora bien, la gente piensa que das a un botón y sale el proyecto. Pero detrás tiene que haber una persona que piense en todos los espacios que está creando, cómo se comunican unos con otros, cómo dialogan unos con otros y qué resultado nos va a ofrecer para facilitarnos un poco la vida, para hacernos un poco más felices. Tiene que haber alguien pensante detrás. No puedo dar a un botón y que la inteligencia artificial haga el proyecto, porque probablemente se equivoque. Aunque suceda, creo que faltaría la sensibilidad necesaria.
Las tecnologías sí que ayudan, por supuesto, pero para hacer unos determinados arcos o formas primero tienes que saber dibujar. Si no sabes dibujar, plantear y maclar espacios y dialogar con ellos, juntarles y darles sombra y luz, por mucho que la tecnología avance, no podrías realizar un proyecto. La tecnología ayuda, es bienvenida y tenemos que estar de su lado.
- Aunque la formación ha sido siempre una constante para los profesionales, ¿las nuevas tecnologías obligan a un ritmo de aprendizaje mayor?
Es el mismo ritmo de aprendizaje, pero los planes de estudio cambian y pretenden que todo lo que se enseñaba en seis años, ahora se haga en cinco. Hay determinado tipo de contenidos que se tienen que eliminar y es lógico que se vayan eliminando y la profesión se vaya adaptando a las necesidades de la sociedad. Es lógico que cambie. No podemos pretender que el arquitecto hoy en día sea el mismo que en 1900. Antes era don fulanito y ahora tenemos que ligarnos mucho más con la sociedad.
Tenemos que continuar formándonos. No terminamos nunca, porque la sociedad va cambiando y el profesional tiene que seguir en ella y darle el servicio que necesita. Si piensas que teniendo el título de arquitecto ya no tienes que estudiar más, estás equivocado. Estás fuera de la profesión en tres años porque todo evoluciona y la sociedad va demandando otro tipo de cuestiones. Además, la normativa va cambiando y hay que ir aprendiéndosela. Es una de las tareas, pero hay muchas otras: aparecen materiales nuevos, formas nuevas, tendencias arquitectónicas… Hay que estar al día, porque si no la profesión te barre.
- ¿Cómo crees que la sociedad veía la profesión de arquitecto cuando llegaste y cómo crees que la ve ahora? ¿Ha cambiado mucho? ¿Cambiará en el futuro?
En 1900 el arquitecto era un hombre inaccesible, era don tal. Pero ahora, para mucha gente, incluso eres alguien prescindible. Y esto es un error de la sociedad, que va avanzando en este sentido. Antes no se criticaba un dictamen médico o una sentencia judicial, pero ahora se critica todo. Todo el mundo sabe de todo y todo lo critica: al juez, al médico y al arquitecto. Por supuesto, muchos arquitectos se equivocarán en algún momento, pero eso no quiere decir que los que no están en la profesión critiquen algunos aspectos que desconocen. Y esto se hace habitualmente con la medicina, la salud, la justicia, la arquitectura, la ingeniería, la docencia…
Efectivamente, la sociedad ve al arquitecto como una persona preparada, pero que no va a resolver las cosas porque resulta muy caro y prefieren que se lo haga otro profesional; pero no tienen los mismos conocimientos. Es cierto que muchas veces se desprecia el conocimiento adquirido en sus estudios y en el ejercicio de la profesión. Ha cambiado el concepto en la actualidad y no sé la tendencia de la sociedad de cara al futuro. Pero ahora cualquier profesional está puesto en entredicho. Los profesionales tienen mucha preparación y se siguen formando. La base se adquiere en la carrera, con unos conocimientos, y luego en el ejercicio de la profesión se ponen en práctica y se sigue aprendiendo.