El arquitecto Fernando Zaparaín será el encargado de explicar su obra a los visitantes en un encuentro organizado por el COAVA el 4 de noviembre que marca el punto final de los actos del Día de la Arquitectura
El Colegio de Arquitectos de Valladolid (COAVA) organiza el próximo 4 de noviembre una visita guiada con cata de vino por la bodega Pago de Carraovejas, en Peñafiel. La actividad es gratuita y supone el broche de oro de los actos organizados por el Colegio para celebrar el Día de la Arquitectura, que este año ha dedicado su programa a las bodegas de la provincia. En este caso, el tour por la bodega contará con la presencia de su autor, Fernando Zaparaín, que explicará la arquitectura del conjunto, sus rasgos más destacados y la importancia del lugar sobre el que se asienta.
La visita guiada está abierta a todos los interesados y permite una asistencia máxima de 40 personas, que dispondrán de servicio de transporte gratuito organizado por el COAVA. El autobús partirá de la Plaza de Poniente a las 10 horas y regresará al mismo lugar sobre las 14.30 horas. Las inscripciones pueden realizarse a través de la página web del Colegio en este enlace.
La tradición vitivinícola de Valladolid es un factor íntimamente ligado a su historia. A lo largo de los siglos, los profesionales dedicados al mundo del vino en la provincia han desarrollado diferentes técnicas, hasta elaborar un producto destinado a un público cada vez más especializado. En este creciente interés por la enología, el diseño y la arquitectura juegan un papel vital en el desarrollo de las bodegas y en el impulso del enoturismo, llegando a convertirse en un factor diferenciador en el éxito de la marca.
El pasado 8 de octubre, los adeptos al vino y la arquitectura tuvieron la oportunidad de explorar La Mejorada, un antiguo monasterio reconvertido en bodega bajo la dirección del arquitecto Rafael Moneo, ganador del premio Pritzker.
Pago de Carraovejas, ejemplo de arquitectura funcional
A escasos cuatro kilómetros del castillo de Peñafiel se levanta la bodega Pago de Carraovejas, un complejo de más de 25.000 metros cuadrados de instalaciones donde tanto el vino como el diseño son los protagonistas. Sus arquitectos, Fernando Zaparaín y Eduardo García, de Amas4 Arquitectura, lo tuvieron claro desde el primer momento: querían dotar a la bodega de una arquitectura funcional que encajara a la perfección con el paisaje que la envolvía.
Cada elemento arquitectónico del complejo está cuidado al detalle. Desde el color elegido para la fachada, tonalidades propias del tinto, hasta el uso de madera de roble en el interior como referencia clara a las barricas de la bodega. El vidrio de las botellas está presente en la gran cristalera que protagoniza la cara principal de Pago de Carraovejas, que proporciona sensación de amplitud, cede a la luz un papel protagonista y permite disfrutar de unas vistas únicas al castillo de Peñafiel.