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COLEGIO DE ARQUITECTOS

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Álvar Ruiz, de Entresitio: “Hay cosas que la técnica permite ir superando, no es necesario quedarse atrás”

  • El arquitecto, del estudio reconocido con el Premio de Arquitectura Española 2022, explicó en una conferencia en el COAVA la obra galardonada, ‘Casa en rojo’ 
  • La cofundadora de Entresitio, María Hurtado, ofrece su visión sobre el proyecto: “el desnivel y el respeto por el contexto pasaron de ser un reto a ser un argumento” 

El burgalés Álvar Ruiz Villanueva es uno de los integrantes de Estudio Entresitio, junto con María Hurtado de Mendoza y César Jiménez de Tejada. Por su obra ‘Casa en rojo’, situada en Calas de Guisando (Ávila), recibieron el Premio de Arquitectura Española 2022 ex aequo. Una demostración de que se puede hacer arquitectura contemporánea de calidad en el mundo rural que permita disfrutar del entorno sin alterarlo. 

Apasionado de la proyección, __“lo que más me gusta de la profesión, y para lo que cada vez nos queda menos tiempo”__, Álvar Ruiz participó en una conferencia en el COAVA acerca de la premiada obra, en el marco de la exposición de los Premios Arquitectura 2022 que recoge en la sede del Colegio los proyectos premiados y que se puede visitar hasta el 23 de febrero. 

Además de ‘Casa en rojo’, el arquitecto también ha participado en proyectos importantes, algunos también de renombre internacional, como el Museo de la Memoria de Colombia, en Bogotá; el Centro cultural Soto de la Marina en Cantabria, que ganó el premio Arquia Próxima; o la reforma Club de Mar-Mallorca, actualmente en ejecución. 

Han recibido el premio Arquitectura Española 2022 por ‘Casa en rojo’. ¿Por qué roja?  

Es una cosa que nos preguntan muchas veces y hay muchas maneras de verlo. La verdad es que el rojo es un color que se funde muy bien con la naturaleza del lugar, con los troncos de los pinos que son rojizos, con el suelo que es de acícula, con las copas de los árboles… Además, la madre de María Hurtado es sueca y las casas de campo suecas son tradicionalmente rojas, se hacen con una pintura muy especial llamada rojo Falun, y también nos viene un poco de ahí la inspiración. La casa es de madera porque nos lo pidieron, y al pensar en casas de madera pensamos en la arquitectura nórdica. En cualquier caso se funde con la naturaleza y, de hecho, desde el pantano, si te alejas con un barquito, la casa pasa más desapercibida que todas las que hay a su alrededor. 

La finalidad última es que estuviera bien integrada con el entorno. ¿Qué otras finalidades se buscaban con esta casa? 

La parcela es muy bonita, es espectacular, y la idea era un poco mantener ese carácter. Porque tampoco es que sea una parcela muy grande, tiene 2.000 metros cuadrados, y meter una casa en medio iba a desvirtuar un poco ese carácter, esa esencia. Entonces lo que decidimos fue que la propia casa fuese lo mismo que la parcela, que estuviese entre los árboles, que recorrer la casa significase recorrer la parcela. Es una parcela muy complicada porque tiene mucha pendiente, rocas de granito… Es muy difícil llegar desde la calle hasta el pantano, pero a través de la casa conseguíamos esos recorridos y ese deambular por la parcela y colonizarla. 

¿Supuso un reto enfrentarse a estas condiciones del terreno y de la vegetación?  

Esto surgió de manera muy natural en el anteproyecto. Es una urbanización de los años 60, de cuando se hizo el pantano, y está súper protegida, muy cuidada, con acceso por caminos de tierra. La normativa es muy limitante y no permitían modificar la rasante del terreno en más de un metro, no permitían hacer construcciones que sobresaliesen más de siete metros con respecto a esa rasante… Al final te das cuenta de que tienes que hacer una arquitectura escalonada sí o sí, no hay más opción. Colocando bien en su sitio en los distintos volúmenes, los distintos pabellones, conseguimos poder levantarla un poco precisamente para mantener esa topografía que no podíamos alterar. 

Como arquitecto, ¿es más estimulante partir de estos condicionantes que disponer de un terreno llano o modificable? 

A mí me parece más fácil. Realmente lo complicado es cuando no tenemos condicionantes o no tenemos unos ‘inputs’, algo que no se estimule o nos sugiera. Pero siempre acabamos teniendo que tirar de ingenio y agudizar las soluciones. 

Fue necesario conocer muy bien ese entorno. ¿Hubo que dar muchos paseos por la parcela? 

Sí, fuimos un día todo el estudio y estuvimos toda la mañana midiendo los árboles, midiendo el diámetro de los troncos, haciendo un plano de los árboles, viendo los que estaban bien, los que estaban mal, los que estaban regular… 

¿Y a la hora de presentar el proyecto a los dueños que sensación estuvieron? 

La verdad es que les encajó a la primera, lo entendieron perfectamente y en seguida dijeron que para adelante con ello. 

Al estar construida con amplios ventanales de cristal, ¿no incide en el consumo energético?  

Al final te das cuenta de que no se puede tener todo y que el cliente también te pide ciertas cosas que hay que integrar. Es verdad que tiene mucha sombra de los árboles, lo abres y esa casa se ventila. De hecho, no tiene aire acondicionado, porque está todo abierto y se refresca bien. Para el invierno sí que incorpora suelo radiante.  

¿Para el estudio qué ha supuesto un premio como este, un premio nacional? 

Este premio es súper importante, sobre todo porque nos lo están dando los propios arquitectos a través de los colegios. Al final es una palmadita en la espalda que te anima a seguir, la pena es que no supone más trabajo para estudio, no por ello te dan más encargos. 

¿Se debería aplicar una normativa menos intervencionista en lugares protegidos, en el mundo rural? 

También hay casos, ahora mismo me estoy enfrentando a un caso en el que la normativa nos obliga a construir edificios en el siglo XXI como si fuera una construcción de hace dos siglos. 

¿Qué diferencia hay entre hacer un proyecto en el mundo rural o en una gran ciudad? ¿Se busca más respetar la arquitectura tradicional?  

Depende de lo que nos encontremos. En este caso, es que realmente la arquitectura tradicional de esa zona quizás ya no tiene tanto sentido. Son en su mayoría casitas de ladrillo que están encajadas en la ladera muy mal colocadas. Pero esto es así precisamente porque había una dificultad constructiva grande: no se podían llevar los materiales hasta la urbanización, lo que te obliga a construir con ladrillo, la ladera es muy pronunciada y las casas están encajonadas… Hay cosas que por suerte la técnica permite ir superando, tampoco creo que sea fundamental quedarnos atrás en ese sentido.  

 

La visión de María Hurtado 

Coincidiendo con la visita de Álvar Ruiz a la exposición del COAVA, su compañera en Estudio Entresitio, María Hurtado de Mendoza, aporta también su visión personal sobre el proyecto. Arquitecta y profesora asociada de Arquitectura en el Instituto de Tecnología de Nueva Jersey, es cofundadora del estudio junto a César Jiménez de Tejada. 

¿Qué es lo más especial de ‘Casa en rojo’? 

El lugar en el que se encuentra es muy especial, un pinar a orillas del pantano de San Juan. A la sensación de protección que ofrecen los árboles, muchos y muy altos, junto con la visión directa del agua embalsada, en la dirección de su eje más largo, se suma un silencio que se puede casi cortar. Un lugar tranquilo y sereno que reconforta. 

¿Cuál fue el principal reto a la hora de diseñarla? 

En arquitectura hablamos mucho sobre cómo hacer del problema virtud. Así, el desnivel y el respeto por el contexto natural pasan de ser un reto a ser un argumento de proyecto. Las situaciones excepcionales requieren respuestas excepcionales y lo más importante en el desarrollo del proyecto fue tener unos clientes que no sólo entendían esa excepcionalidad sino que la disfrutaban y se ilusionaban con las posibilidades. No es fácil salirse de lo habitual y conocido, de los espacios que ya conocemos, y dejarse acompañar a otras situaciones menos evidentes. Hicimos juntos ese camino y el disfrute fue máximo. 

Con ‘Casa en rojo’ se ha demostrado que se puede hacer arquitectura de calidad y contemporánea en el mundo rural. ¿Puede ser un aliciente para la España Vaciada? 

Ojalá nuestro trabajo sirva de aliciente a otros, eso sería el mejor premio. Además no estamos solos en esto, hay muchos estudios de arquitectura proponiendo proyectos de gran calidad por distintos rincones de la geografía. No hay proyecto pequeño. Cualquier tema o situación, independientemente del programa o presupuesto, puede convertirse en una arquitectura memorable, sólo hay que querer. La mirada es contemporánea por definición. La lectura atenta de la tradición puede encontrar interpretaciones actuales de los mismos temas. Lo interesante es decidir qué cosas deben permanecer y qué otras cambian.